Español abajo.
Witness for Peace condemns the threats and violence against Martin Fernández and the Movimiento Amplio that occurred the night of Jan 20. For the past several days, leaders of the Broad Movement for Dignity and Justice (MADJ) have been the victims of defamation campaigns and death threats. Additionally, the farm outside San Juan Pueblo that is used as a center for MADJ training and meetings, and has also generously hosted multiple Witness for Peace delegations, was recently raided by the military and police.
Last night, he and other members of MADJ were attacked by Honduran military and police forces. They were chased at gunpoint and surrounded, and teargas was thrown into the house where they were staying in San Juan Pueblo. The windows of the truck commonly used by MADJ to move around the country were smashed in. Three men, Teodoro Santos, Ovidio Arita and Edgar Alberto Henriquez, were arrested and detained for undetermined reasons. They are three of the thousands of Hondurans who have been arbitrarily detained since the elections on November 26th of last year. Despite the fact that Martin is supposed to be safeguarded under protections mandated by the Inter-American Commission on Human Rights, it is clear that MADJ leaders are being specifically targeted by state forces and are in danger.
Witness for Peace has had a rotating accompaniment team with Martín and MADJ since mid-December, and former WfP board chair John Walsh was present for last night’s events. “Inside a private home, from about ten feet away,” he says, “I saw an armed intruder level his automatic rifle directly at Martín Fernández, General Coordinator of the Movimiento Amplio por la Dignidad y Justicia. The intruder was a uniformed agent of the Honduran state’s security forces; he invaded the home as part of the repression of the ongoing national strike. Fortunately, he did not pull the trigger – this time. International accompaniment is needed to prevent that from ever happening again.”
Martin Fernández with a WFP delegation.
Since the November elections, peaceful demonstrations and protests have been met with horrible repression and violence from state forces. At least 35 people have been killed and countless others injured. There have been documented cases of forced disappearance and torture, as well as kidnappings and the use of excessive force both at protests and in people’s neighborhoods. The day before the National Strike was set to begin, the UN called upon Honduras to not use the Military Police (PMOP) or military to police protests. The PMOP have been implicated in the majority of the human rights abuses that have occurred since November, and it was a PMOP officer that threatened Martín with his weapon and tear-gassed the house.
Still, the United States has legitimized the deeply controversial “election” of President Juan Orlando Hernández and continues to fund, train, and support Honduran police and military forces even while the level of human rights violations committed by the Honduran state have escalated to levels arguably worse than those after the 2009 coup. The Embassy also supports the Public Ministry, the state prosecutors office, which has criminalized protesters while the security forces involved in the murder, disappearance, and torture of citizens continue in impunity. Witness for Peace’s Honduras International Team accompanied Martín and other MADJ members to a meeting at the US Embassy in Tegucigalpa in December, at which the increasing threats against Martín were brought to the Embassy’s attention. Embassy officials are completely aware of the level of danger faced by Martín and MADJ, and we urge them to do everything in their power to ensure Martín’s safety and the safety of MADJ members more broadly, as well as to ensure that the state security forces who have been threatening, harassing, and assaulting them are brought to justice.
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Acción Permanente por la Paz condena las amenazas y la violencia que ocurrió el 20 de enero contra Martín Fernández y el Movimiento Amplio. Durante varios días, lxs líderes del Movimiento Amplio por la Dignidad y la Justicia (MADJ) han sido víctimas de una campaña de difamación y de amenazas de muerte. Adicionalmente, la finca en las afueras de San Juan Pueblo que se utiliza como una sede para los talleres y la reuniones del MADJ y que también ha alojado de manera generosa a múltiples delegaciones de Acción Permanente por la Paz, fue recientemente saqueada por el ejército y la policía.
Anoche, Martín Fernández y otrxs miembrxs del MADJ fueron atacadxs por las fuerzas militares y policiales hondureñas. Fueron perseguidxs a punto de armas de fuego y rodeados, y se tiraron gas lacrimógeno en la casa donde estaban hospedadxs en San Juan Pueblo. Se rompieron los cristales de las ventanillas del camión que MADJ utiliza para moverse por el país. Tres hombres, Teodoro Santos, Ovidio Arita y Edgar Alberto Henríquez, fueron arrestados y detenidos por razones no determinadas. Ellos representan tres entre miles de hondureñxs que han sido arbitrariamente detenidxs desde las elecciones del 26 de noviembre del año pasado. Aunque Martín supuestamente está protegido por mandatos de La Comisión Interamericana de Derechos Humanos, es evidente que lxs líderes de MADJ están siendo perseguidxs por las fuerzas armadas del estado y que están bajo peligro.
Acción Permanente Por la Paz tiene un equipo de acompañamiento tornando con Martín y MADJ desde los mediados de diciembre y John Walsh, ex-presidente de la junta directiva de Acción Permanente por la Paz estuvo presente cuando ocurrieron los susodichos sucesos anoche. “Dentro de una residencia privada, de aproximadamente 10 pies de distancia,” dice Walsh, “vi a un intruso armado apuntar su rifle automático directamente a Martín Fernandez, Coordinador General del Movimiento Amplio por la Dignidad y Justicia. El intruso era un agente en uniforme de las fuerzas de seguridad del estado hondureño; él invadió la residencia como parte de la represión del paro nacional que está en proceso. Afortunadamente, no apretó el gatillo—esta vez. Acompañamiento internacional es imprescindible para evitar que esto pase de nuevo.”
Desde las elecciones de noviembre, la respuesta del estado ante las manifestaciones pacíficas ha sido una de represión y violencia extrema. Por lo menos 35 personas han sido asesinadas y hay incontables heridos. Se ha documentado casos de desapariciones forzadas y de tortura, así como secuestros y el uso de fuerza excesiva tanto en las protestas como en los repartos del pueblo. El día antes del comienzo del paro nacional, la ONU hizo una llamada a Honduras a no utilizar ni la Policía Militar (PMOP) ni el ejército para controlar las protestas. La PMOP está implicada en la mayoría de abusos de derechos humanos que ocurrieron desde noviembre, y un oficial de la PMOP fue él que amenazó a Martín con su arma y tiró gas lacrimógeno en la casa.
Sin embargo, los Estados Unidos legitima la profundamente controversial “elección” del Presidente Juan Orlando Hernández y sigue financiando, entrenando y apoyando la policía y ejército de Honduras, aun cuando el nivel de las violaciones de derechos humanos cometidas por el estado hondureño posiblemente sobrepase lo del periodo después del golpe de estado de 2009. La Embajada Estadounidense también apoya al Ministerio Público, la fiscalía que ha criminalizado a lxs manifestantes mientras siguen en impunidad las fuerzas de seguridad involucradas en los asesinatos, las desapariciones y la tortura de lxs ciudadanxs. El Equipo Internacional de Honduras de Acción Permanente por la Paz acompañó a Martín y a otrxs integrantes del MADJ a una reunión con la Embajada Estadounidense en Tegucigalpa en diciembre, en la cual llevaron a la atención de la Embajada las amenazas crecientes contra Martín. L@s funcionarios de la Embajada tienen pleno conocimiento del nivel de peligro al que se enfrenta Martín y el MADJ, y exigimos que hagan todo posible para asegurar la seguridad de Martín y de lxs miembrxs del MADJ, y que también aseguren que se lleven ante la justicia a las fuerzas de seguridad del estado que les han estado amenazando, acosando y agrediendo.
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