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¿Qué hemos aprendido del DR-CAFTA en casi una década más tarde?: Comprendiendo la realidad nicaragüe

Por Ileana Valle, Equipo de APP Nicaragua

Según el Banco Mundial, Nicaragua fue capaz de mitigar la crisis económica global en 2008. De hecho, ha tenido un crecimiento económico impresionantemente estable durante la última década. En 2012, el crecimiento del PIB de Nicaragua fue del 5,2 %, ligeramente superior al crecimiento de 5,1 % observado en 2011. ¿Podría ser esta el Tratado de Libre Comercio entre la República Dominicana, Centroamérica, y los Estados Unidos llenando sus expectativas? Este ha sido el debate.

Volvamos a 2003, cuando la retórica en torno a este polémico acuerdo se centró principalmente en cómo el TLC no sólo impulsaría la economía de Estados Unidos, sino también, sin ayuda de nadie, iba a sacar Centro América y la República Dominicana de la pobreza.

Se completó el proceso de negociación inicial con Nicaragua en un tiempo récord – un año. Esto por sí solo creo una nube dudosa sobre las verdaderas intenciones detrás del acuerdo. Dentro de este marco de tiempo, sólo unos pocos estaban realmente presentes en la mesa de negociaciones. Mario Arana, miembra de la Fundación Nicaragüense para el Desarrollo Económico y Social (Funides), y Azucena Castillo, Gerente General de la Asociación de Productores y Exportadores de Nicaragua (APEN) fueron algunos de los representantes nicaragüenses nombrado por el entonces presidente Enrique Bolaños. ¿Pero qué paso con la inclusión de los pequeños productores? Desde el principio, en el lado nicaragüense, vimos la escala desplazándose hacia las grandes empresas en lugar de todas las partes involucradas. Como hemos aprendido del TLCAN, este tipo de acuerdos unilaterales afectan negativamente a los pequeños productores cuya subsistencia depende de su pequeña producción. Ellos luchan por competir con las corporaciones agrícolas masivas de los EE.UU. que cuentan con las políticas de subsidios. Así que sin duda, este acuerdo no es muy justo dependiendo de qué lado de la dinámica de poder se encuentre.

Aunque la evidencia concreta a favor o en desacuerdo del TLC aún no se ha encontrado, me reuni con un economista nicaragüense para poner todos los factores que contribuyen a esta realidad compleja, en perspectiva.

Industria de Res

En primer lugar, la carne de res de Nicaragua es conocida por ser una carne de calidad global superior y más saludable, que su contraparte norteamericana. Además, Nicaragua es el principal exportador de carne de res a Costa Rica y El Salvador, y el número 2 detrás de los EE.UU., a Guatemala (USMEF.org 2014). Ahora pro medio del TLC, la industria de la carne estadounidense ha comenzado a importar en Nicaragua, y el resto de Centro América, a un costo significativamente más bajo – más bajo que el costo de producción de carne local en Nicaragua. Además, la gigante cadena de tiendas depredador Wal-Mart, se ha beneficiado de forma cómoda y se ha convertido en un competidor directo no sólo con su venta de carne de res estadounidense, sino también con su dominio de supermercados en Nicaragua. Así que Wal-Mart se le facilita importar carne de res a Nicaragua con cargos de impuestos mínimos a través de las mismas cuotas establecidas entre Nicaragua y los EE.UU. En otras palabras, Wal-Mart puede aprovechar el menor costo para importar carne en Nicaragua y el resto de América Central con el fin de competir con carne de producción local y a la vez, compiten directamente con los supermercados locales.

¿Qué significa todo esto? Pues bien, teniendo en cuenta que Nicaragua ha sido exitosamente el principal exportador de carne en Centro América, y ahora está siendo amenazada la economía nicaragüense en general. Más importante aún, los productores locales no pueden competir de manera realista con estas exportaciones – así que ¿en dónde se estipula en el TLC medidas de protección a los pequeños productores? Además, ¿será que la economía nicaragüense se beneficia de los incrementos de ventas de Wal-Mart? Por supuesto que no. Estos ingresos vuelven a los EE.UU.

Entonces, ¿cómo podemos explicar el crecimiento económico del que Nicaragua ha podido gozar?

Diversificación de cultivos

La comunidad agrícola ha logrado mantenerse a flote gracias a sus esfuerzos de diversificación exitosos. Agricultores nicaragüenses cambian lo que cultivan de manera que vaya cambiando la demanda internacional. Como resultado, varían sus cultivos de año en año. Además, entre las mayores exportaciones de Nicaragua está el café – debido a su manera de cambiar sus cultivos, les permitió beneficiarse considerablemente de la sequía que ocurrió en Brasil, que hizo que el precio del café se disparara. Por último, el oro es otra de las mayores exportaciones de Nicaragua; por lo que es importante mencionar que tanto el café como el oro – cuyas ventas constituyen la mayor parte del PIB de Nicaragua – son industrias no reguladas por el TLC.

Nuevos mercados

Buscando nuevos mercados es probablemente uno de los factores más importantes en la dinámica económica de Nicaragua. Nicaragua ha exitosamente podido participar en nuevas oportunidades de mercado con la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA). ALBA es una alternativa a los acuerdos de libre comercio del norte que fue iniciado por Venezuela y Cuba – liderados por Hugo Chávez y Fidel Castro, respectivamente.

A través de este acuerdo, Nicaragua es capaz de exportar el arroz que ya no puede competir con el arroz estadounidense que entra a Nicaragua, a Venezuela. Este es uno de otros granos básicos que han comenzado a exportar a Venezuela. Estas estrategias combinadas han aliviado los efectos del TLC, y han contribuido en gran medida al crecimiento continuo. Según el economista que consultamos, las cosas se pondrían feas si ALBA dejaría de existir.

Entonces, ¿se han cumplido las expectativas de DR -CAFTA? Lejos de eso. Creo que se ha creado un espacio difícil en donde la capacidad de recuperación del pueblo de Nicaragua, ha jugado papel importante. La dependencia en la diversificación, en las industrias que no están reguladas por el TLC, y su participación en nuevas oportunidades de mercado les ha permitido no sólo sobrevivir, sino también mantener un crecimiento continuo. Así que al final, ¿quién gana con el TLC? Es evidente que son los EE.UU. y algunas grandes corporaciones privadas nicaragüenses – definitivamente no los pequeños agricultores nicaragüenses. ¿Qué hemos aprendido? Nicaragua ha tenido que ir en contra de – en lugar de trabajar en conjunto – el poder económico masivo que es los EE.UU.

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