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Corrupción e Impunidad: Prácticas que Rompen Fronteras

por Maggie Ervin


En la ciudad de Oaxaca, Claudia Trujillo almorzaba detrás del mostrador, tal como lo hace todos los días, con su anciana madre sentada a su lado. “Se siente feo. Aquí estoy trabajando duro, cada vez con pagos de luz, teléfono y el IVA más altos. Y ellos están comprando propiedades en Nueva York, Miami, y no sé dónde…y con sus cuentas en Suiza”, señaló. Esta fue su reacción ante el último escándalo político en México, presentes en la vida cotidiana tanto como las tortillas calientes y las filas de una hora en el banco. El más reciente escándalo impacta a Claudia más que otros. Un reportage de investigación publicado la semana pasada en el New York Times reveló que el ex gobernador de Oaxaca José Murat ha comprado al menos seis propiedades lujosas en EE.UU.: en Utah, en Texas, y en la extravagante Torre Time Warner en Nueva York. Murat es de origen humilde, y se involucró en la política ingresando al PRI, escalando posiciones a partir de los 70. Es un hombre conocido por su estentórea voz y personalidad desbordante, pero al momento de comprar propiedades costosas en EE.UU., se volvió más discreto. Usando nombres de familiares, alterando su propio apellido, y fundando una empresa fantasma, comenzó a adquirir inmuebles que valen millones de dólares, y que su salario gubernamental no hubiera sido suficiente para cubrir. Esto puede sonar como el resumen de una novela colaborativa de John LeCarré y Horatio Alger, pero en realidad no es ficción. Regresemos a su estado natal por un momento. Oaxaca es el segundo estado más pobre de México, de sus treinta y uno estados. Más de la mitad de los ciudadanos viven en situación de pobreza y cerca de un cuarto en pobreza extrema. Cuenta con una gran diversidad cultural y lingüística, maravillas arqueológicas, riquezas culinarias que hacen agua la boca de todo el mundo, tiene más biodiversidad de la que muchas naciones enteras pueden presumir, y una variedad de artesanías – por no mencionar sus playas seductoras. Así que no es de extrañar que Oaxaca sea uno de los principales destinos turísticos de México. Sin embargo, esto no se ha traducido en riqueza para muchos oaxaqueños. Tal vez no es sorprendente, entonces, que este estado tenga una larga tradición de migración iniciada durante el Programa Bracero en la década de 1940 e incrementada en los últimos veinte años, después de que el TLCAN hizo que la agricultura de pequeña escala se volviera no rentable. Las remesas son esenciales para muchas familias en todo el estado. Pero no sólo en Oaxaca. Actualmente el 10% de la población mexicana vive en EE.UU., la cual sólo en el 2013 envió unos 21,6 millones de dólares en remesas, constituyéndose como el sector más importante de la economía mexicana después del petróleo.



“José Murat…fue un mal gobernador. Su periodo estuvo marcado por la represión a movimientos sociales, la cooptación a líderes y la corrupción”, reflexionó Miguel Ángel Vásquez de la Rosa de una ONG oaxaqueña llamada EDUCA. “En México y en Oaxaca hay muchos políticos como José Murat, pero desafortunadamente la justicia mexicana no actúa contra ellos…” En efecto. Tan sólo en los últimos tres meses han surgido una gran cantidad de ejemplos. La esposa del presidente Peña Nieto compró una lujosa casa por 7 millones de dólares a un contratista que resulto ser amigo cercano de su marido, el gobernador de Guerrero Angel Aguirre tuvo que renunciar debido a presuntos vínculos con cárteles, el ex gobernador de Veracruz, Fidel Herrera fue descubierto con propiedades con un valor de millones de dólares en Nueva York, y el hermano del ex presidente Salinas, Raúl, quien amasó 84 millones de dólares y 41 propiedades durante el gobierno de su hermano, fue exonerado de todos los cargos.




Por supuesto, la impunidad en México es un problema que el mismo México, en última instancia, tiene que resolver. Pero no es la única cuestión en juego. Las leyes de propiedad tan laxas en EE.UU. que permiten a millonarios comprar propiedades prácticamente de manera anónima también son culpables en esta dinámica. Al permitir las compras en efectivo, en nombre de terceros, y a través de empresas fantasma o fideicomisos, estas leyes facilitan el movimiento y el ocultamiento de millones y millones de dólares de origen dudoso de todo el mundo. Como Louise Story explica en su reporte, “En muchos sentidos, el gobierno (estadounidense) ha permitido la industria de bienes raíces hacerse de la vista gorda respecto a la fuente del dinero utilizada para comprar propiedades de lujo… Los extranjeros que compran bienes raíces en EE.UU. con frecuencia logran esquivar a quienes quieren investigarlos, así como a sus víctimas y demandantes en su lugar de origen. “ Lo anterior quiere decir que estas leyes contribuyen a la impunidad de la que los criminales como José Murat disfrutan en México y en otros países. El hecho de que sea tan difícil rastrear el dinero hace que los procesos y condenas sean extremadamente improbables. Además, resulta preocupante otra cuestión en este juego geopolítico y geocapitalista: un cierto doble estándar. Al mismo tiempo que el flujo de personas a los EE.UU. se ha vuelto más restringido, engorroso y arriesgado (es decir, una frontera más militarizada, leyes migratorias más estrictas, más deportaciones), el flujo de dinero a los EE.UU. se ha vuelto menos restringido, más fácil de ocultar, y más difícil de rastrear.




Mientras tanto, al igual que Claudia y Miguel Angel, otros oaxaqueños con quienes hablé acerca de la revelación sobre Murat también expresaron ira y cansancio. “Esta bien que ganan la vida. Pero robar a la gente? Eso no se vale”, dijo Carlos Figueroa, quien trabaja seis días a la semana en una ferretería por 11,66 dólares al día. “Sabemos que eso pasa todo el tiempo, pero cada vez que hay nuevas pruebas me enojo de nuevo”.

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